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"Oaksterdam" otra vez
Las autoridades estiman que podrían recaudar cerca de US$1.500 millones al año en impuestos.
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Uruguay en el mundial...

Uruguay fue la agradable sorpresa de este Mundial. No hubo otro conjunto en el torneo que jugase con el mismo dinamismo y la misma pasión en el campo. Hablar con sus jugadores también era una alegría. El grupo se veía contento, relajado y concentrado. Algo que se reflejó con su entrega en el campo. De lo mejor que vimos.
Diego Forlán merece mención aparte. Anotó cinco veces y la mayoría de los goles fueron fabricados por él mismo. Lo que decantó la balanza hacia Forlán fue el nivel de compromiso con su selección nacional. En semifinales y en el partido por el tercer lugar se vio con problemas físicos tras haber disputado más de 60 encuentros en el último año. Pese a ello, estuvo lo más que pudo dentro del campo y hasta anotó dos veces. Ejemplar.
No hubo mucho fútbol en Sudáfrica 2010 (algo que desarrollaremos luego), pero algunos partidos quedarán en la memoria. Dinamarca contra Camerún fue uno de los que más disparos al arco tuvo. La manera en que Brasil demolió a Chile. Italia-Eslovaquia incluyó 5 goles y muchas lágrimas azzurri. El Inglaterra-Alemania fue increíble por la superioridad de los germanos y la alegría de su juego. El choque entre Uruguay y Holanda fue tácticamente el más interesante de los que se vieron. Uruguay-Ghana fue quizás el partido más dramático del Mundial. Pero el favorito de este cronista fue el encuentro por el tercer lugar entre uruguayos y alemanes, donde prevaleció el fútbol abierto y ambos buscaron incesántemente el arco contrario.
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El "hincha" de fútbol

El primer hincha de fútbol de la historia vivió en Montevideo a comienzos del siglo XX; trabajaba en el Club Nacional de Fútbol, el segundo club uruguayo por antigüedad. Era de profesión talabartero y estaba encargado de inflar (hinchar) los balones del Parque Central, la sede del Nacional. Se llamaba Prudencio Miguel Reyes, pero era más conocido como «gordo Reyes» o «el hincha».
Nuestro hombre, partidario fanático del club montevideano, y sus gritos estentóreos: « Nacional!» eran famosos a principios del siglo pasado en las canchas donde jugaba su club. Y es fácil imaginar cómo resonarían los gritos del talabartero si se tiene en cuenta que inflaba las pelotas sólo con la fuerza de sus pulmones.
Durante los partidos, otros aficionados solían comentar ante las ruidosas demostraciones de Reyes: «Mirá cómo grita el hincha». Y poco a poco la palabra hincha se fue aplicando a los partidarios del Nacional que más gritaban en los partidos; más tarde se extendió a los demás y, finalmente, a los partidarios de todos los clubes.
La palabra se extendió al resto del mundo hispanohablante con los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, cuando el fútbol de Uruguay ganó sendas medallas de oro, y en el Mundial de 1930 de Montevideo.

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