China y su banco de torturas David Matas, abogado canadiense, experto en Derechos Humanos. CÉSAR BIANCHI -¿Cuál es el objetivo de su visita a Uruguay? -Promocionar el informe que elaboré junto a David Kilgour sobre el genocidio resultante de la utilización de los practicantes de Falun Gong en China. Llegamos a la conclusión de que esto está sucediendo cada vez más, y usan a los adherentes al Falun Gong para quitarles sus órganos y venderlos a extranjeros que llegan a China. Sus órganos han sido vendidos por mucho dinero. Esto pasa a lo largo de toda China, y venden todos los órganos del cuerpo humano de los practicantes. De los 10.000 transplantes de órganos: hay 2.000 prisioneros sentenciados a muerte por el régimen comunista, más 8.000 practicantes de Falun Gong detenidos ilegalmente, por año. -¿Cómo surge la iniciativa de salir al mundo para informar de esta realidad en China? -El régimen comunista chino ha decidido salir a perseguir a los practicantes de Falun Gong, deteniéndolos, torturándolos en campos de concentración y quitándoles sus órganos vitales para venderlos. Creimos que podíamos colaborar dando la voz de alerta. Visitamos 35 países para crear conciencia. En esta gira fui a Perú, Chile, Argentina, Uruguay y México. El propósito es entrevistarnos con políticos, periodistas y organizaciones sociales para promover nuestro objetivo y que nos ayuden a crear conciencia en los países. -¿Qué es Falun Gong? -Es una creencia espiritual creada en 1992 -no una religión porque no creen en un Dios- que combina tradiciones chinas clásicas, mezcla principios y ejercicios, como el Tai Chi, para ser mejores personas. En 1999 esta creencia había crecido tanto, que habían superado en adeptos a la cantidad de comunistas en China. Al principio dejaron crecer a Falun Gong, pero llegado ese momento comenzaron a temerle porque se había vuelto muy popular. Prohibieron la creencia, empezaron a perseguirlos, a detenerlos, a torturarlos y comenzó el negocio de la venta de órganos. China no tiene un sistema oficial de trasplantes; lo hicieron ilegalmente. Cuando empezaron con eso de los trasplantes, mataron mucha gente. Vieron que era una buena forma de obtener buen dinero para financiar el sistema sanitario chino. La persona que espera el órgano no sabe que se lo sacan a la fuerza a practicantes de Falun Gong. Lo sé porque para el informe he hablado con muchos pacientes. Mientras que en cualquier país hay que esperar mucho tiempo, en China consiguen el órgano en cuestión de días. ¿Por qué pasa eso? Porque cuando aparece un interesado, se va a buscar al prisionero y lo matan para tener el órgano vital demandado. -¿Cuán lejos o cuán cerca están de lograr el objetivo deseado de concientizar al mundo de este flagelo, que parece tan lejano a América del Sur? -Vamos bien y todavía falta mucho. El problema aún no está resuelto, por tanto, tendremos que trabajar más duro. En muchos países la situación ha cambiado: los australianos que van a China por trasplantes son cada vez menos, en Taiwán cada vez menos doctores se prestan, hay declaraciones oficiales de países de no permitir los trasplantes en China, Israel también cambió su política para con China. -¿En esta gira encontró que la gente estaba al tanto de la situación en China o la ignoraba? -Aquí me reuní con el ex presidente Luis A. Lacalle, quien estaba al tanto de todo, él sabe que China persigue y maltrata a quienes están en desacuerdo con el gobierno comunista, también me encontré con Beatriz Argimón, del Partido Nacional, con Gustavo Espinoza (diputado colorado), quien había estado investigando el tema y estaba muy al tanto de todo, y con Horacio Yanez (diputado frentista). Yo sé bien que ni aquí ni en Argentina o Chile es común viajar a China por un trasplante, me reuní con médicos especializados en trasplantes y no estaban muy al tanto, pero es bueno que ahora lo sepan porque concierne a su profesión. Ahora saben que en China se está abusando de la tecnología para violar derechos humanos. -¿Qué se puede hacer desde acá para combatir semejantes aberraciones? -Confrontar a China. Se pueden dejar de comprar productos chinos o boicotear los Juegos Olímpicos, pero hay una manera más directa: pedirle a China oficialmente, como nación, que paren con esto. Ahora lo puede hacer tu gobierno.
miércoles
en la China entre otras cosas...
DICE EL PAÍS DEL DOMINGO 2 DE SET. 07:
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