En la búsqueda casi infinita de orden y sentido a las cosas que nos rodean, también le encontramos "forma" a los sonidos... Al rato de escuchar repetidamente un ruido caótico o por lo menos falto de sentido para uno, terminamos de escucharlo como a nuestra mente le viene mejor; algo inteligible. Empezamos a creer que entendemos lo que escuchamos. Y sin que sea un engaño, equivocadamente pensamos en que esos sonidos tan entrópicos, han llegado a sernos una completa armonía.
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