domingo

tb. olvidado

(...)Hay gente que interpreta la belleza como un lujo, como algo superfluo, propio de burgueses ociosos. Consideran la elegancia y el esmero en la presentación como algo pituco, ajeno a lo popular y poco auténtico. A poco que se reflexione queda de manifiesto que este modo de ver las cosas es derogatorio del pueblo con quien quieren identificarse y contiene un bajo concepto de la gente común y de lo popular, como si el desarreglo, la desprolijidad y lo feo fueran lo propio del pueblo. El desprecio por el aliño pasó a ser en el Uruguay una nota de progresismo y los grises se han elegido como la estética políticamente correcta en cierto cuadrante partidario.(...)
(...)La valoración de lo hermoso, el cultivo de la estética, no tiene nada que ver con el capitalismo, ni con la riqueza, ni con el lujo ostentoso. Una lata en la ventana con un malvón no cuesta nada y dice mucho de la persona que lo riega cada mañana. Hasta el paisano más pobre encuentra gusto en tusar con esmero a su pingo. La persona que se arregla, que cultiva un sentido estético mínimo, revela un mejor concepto de sí misma.(...)
de Juan Martín Posadas

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