viernes

paradoja y parodia de mi pueblo

Esto puede ser algo bastante cercano a lo que es mí país hoy por hoy. Sin irse ni pa´trás ni pa´lante. Un candidato a Presidente, enfiestado, mareado, excitado... La persona que más recoje votos por sí sola. Eso no es poca cosa, por no decir que lo es casi todo en sitio donde se pueda votar. Atropellado él, contra él y hacia los demás. Apenas pudiéndose agazapar detrás de la poca maleza, fauna y flora (léase personajes, políticos comañeros y adversarios, y hasta pocos proyectos de país) que posee la nueva arena electoral a la que lo empeñaron en atravesar . Mordiéndose la lengua al mismo tiempo que vociferando hasta sangrar... Y encima, con la destreza de hacer uso de sus silencios y vacíos declaratorios, disfrazados de meditación y reflexión, cuando de puras escapatorias pintorezcas se trata la mayoría amplia de los casos. Es que sino, se lo llevan puesto, y él lo sabe. No puede NO saberlo. Sería inconcebible. Con un buen soplido del que más huevos ponga, se le apaga en frío ese fulgor permanente que demuestra. Esto que vemos todos, es la política devaluada a su más bajo valor, fuera de toda ´banda de flotación´ mediocre por la que ésta haya transcurrido en los últimos lustros. Pero no es personal, no. Es la trompeta desafinada de nuestra conciencia de ciudadano responsable. ¿A alguien se le cruza por la cabeza, "yo fui o soy responsable de que este tipo de cosas estén pasando en MI país"? ¿Cómo es que alguien como él, que no dudó en matar, secuestrar, robar, engañar, y encima ahora que está viejo, mas parece que no tan sabio, dice lo que piensa, supuestamente, y sin ningún filtro racional por momentos -y pensando poco en lo que ha dicho- esté a pasos de lograr ser el "UNO" designado por un pueblo? ¿A dónde fuimos a parar? ¿Hemos llegado ya en realidad? Es la imagen que no me termina de convencer de mí país. Expresión de su parietal más haragán. El lado que menos interés tiene en superarse a sí mismo.
Y después, por momentos pienso otra cosa... No por nada José llegó a donde ha llegado. Aunque eso todavía no estoy seguro de que fuera lo que el quisiera... Para mi ni se sabrá nunca. Me lo imagino, porque nunca lo escuchamos decir las cosas como fueron. Aunque nadie en su totalidad lo haga, en el caso de José en particular hay cosas que sorprenden mucho más. Ni se anima a tirar años por temor a su exactitud... Hablamos de momentos trascendentes... En todas las entrevistas, o en casi todas, el tipo se descose en imprecisiones. Pero tá. Son las reglas del juego, al fin hay que saberlo. Ya de cualquier lado pueden surgir las caricias y los manotazos, aunque se conozcan las tendenciosidades. Se nota que es ley electoral-ista. Que no se sea del todo transparente para transformarse en sujeto pasible de aparecer en el televisor. La insitución democrática más moderna de la historia. Todavía internet ni se le acerca. El aparato y su señal hipnotizadora... Su maleable destreza para pintar las distintas caras que se le ponen a las cuestiones y decisiones de un pueblo. Es tragicómico por momentos, la verdad.
Pero le encuentro hasta su costado terapéutico a esto de vivir en esta democracia, nuestra, con su nivel y con su estilo particular de participación ciudadana, al apreciar cómo es el entorno de campaña y sus escenas. De las distintas posiciones de poderío, de frases alusivas y elusivas, y de debates cara a cara que son una ilusión. Uno se ve a sí mismo, ubicado en un espacio determinado, con un pasado y un futuro constantes. Pensando o no pensando en esto. Siempre uno es uno, desde donde el mundo se ve. Desde uno mismo. Analizarse desde allí, te muestra algún que otro porqué es lo que es lo que pensás. El qué y el cómo. Y todo parece una gran obra de teatro, con roles repartidos escalonadamente, y en varias direcciones, para todos lados... Te ves a vos, como de fuera y lejos.... lo más lejos... Y uno se da cuenta de la parte ínfima pero definida que ocupa en la realidad. Cómo el todo te involucra, no te es ajeno. Uno es parte y juez de todo lo que te rodea socialmente. Haga lo que uno haga o no haga, piense en esto o no piense, uno es parte al que tiempo que es juez, que vuelve a ser parte y juez, y así. Muy pocas veces mero espectador, aunque no lo parezca a simple vista.
Siento que a veces no se debe tomar tanto partido por determinadas cosas. Cosas que son superfluas en realidad. Ver siempre los gestos en otros distintos a nosotros, y que haya una reacción interna natural que te separa. Que se escuchen las maneras de hablar, unas y otras, todas ellas, y se vea que las clasificamos en grupos. Nos armamos varios grupos, con varias etiquetas, y conexiones basadas en certezas y también en meras suposiciones y hasta creencias. Nuestra mente es la parte fundamental que hace al comportamiento social global, por que sólo se lleva a cabo allí. Dentro nuestro. Y que lo hacemos presente y tangible en el mundo real mediante nuestros sentidos y nuestras destrezas humanas. Pero fuera nuestro, nada. No más que puros efectos de nuestras actitudes de todo tipo, principalmente las dañinas.
Todo se relativiza, porque todo empieza a tener la dimensión provocada por cómo pensamos lo que pensamos, por estar en tal lugar, con tales y cuales características mensurables y evanescentes. Así parecería que no se puede ni opinar, porque parece perder valor. Un valor diluído y sin corresponsales. Un vacío. Ningún eco. Por lo que es como una paradoja, de pasar de verte definido y claro, a estar en lo más cercano a saber que no se sabe nada sobre qué uno es y para qué lo es, y que tiene que hacer uno al respecto.
Lo que sucede al final de todo esto, es que uno manda todo al diablo, y se comporta más como un cavernícola y toma partido por algo como si de supervivencia se tratase.

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