La policía religiosa prohíbe que las lencerías tengan probadores.
Si una clienta quiere medirse una prenda, tiene que pagar por ella primero y luego ir en busca de un baño público para probársela. Si no le queda la puede devolver, pero la mayoría de las mujeres se siente tan humillada con esta experiencia que se queda con la prenda, aunque no le siente bien.de artículo de BBC
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